Recordando las escapadas de este verano, me vino a la mente la magnífica idea de cuando fuimos a Sevilla a finales de agosto. ¿Y por qué no? Teníamos dos días libres, estaba cerca de Málaga y podíamos visitar Isla Mágica de paso. Nos lo pasamos increíble, aunque el calor fue mucho más intenso de lo que imaginábamos. Ya sé, todo el mundo lo dice, pero queríamos comprobarlo por nuestra cuenta.
2 días por Sevilla
Salimos por la mañana en coche hacia Sevilla y reservamos un hotel que, la verdad, tenía un muy buen precio. Era cómodo, económico y estaba bien ubicado, así que nos dirigimos a dejar nuestras cosas. El hotel donde nos quedamos fue el Hotel Plaza Santa Lucía, de 3 estrellas, con desayuno incluido.
Primeras impresiones
Al principio, no parecía tan malo el calor. Caminamos hasta las Setas de Sevilla, que estaban muy cerca del hotel. Después de visitarlas y explorar la plaza, nos detuvimos a comer, ya que entre una cosa y otra ya era mediodía. Allí sí que empezamos a notar el calor intenso. Comimos en Perro Viejo Tapas Bar, donde todo estaba delicioso y el precio resultó bastante asequible para todo lo que pedimos. El lugar también era muy bonito.
Ruta en patinete eléctrico y Plaza de España
Una vez que terminamos, nos dimos cuenta de que lo que queríamos ver estaba bastante lejos. En otras ocasiones, no habría sido un problema, pero el sol quemaba mucho, así que decidimos alquilar un patinete eléctrico. Esto acortó la distancia y fue muy divertido. Recorriendo la zona de Triana, disfrutamos del paseo junto al río, viendo la Torre del Oro. Sevilla es realmente hermosa, pero el calor me estaba matando, así que nos detuvimos a tomar algo antes de llegar a la Plaza de España. Wow, de verdad, me pareció espectacular, más bonita de lo que esperaba. Dimos una vuelta, buscando la sombra, eso sí, y lamentablemente, en ese momento me disculpé con mi ego turista, pero tuvimos que regresar al hotel porque el calor era insoportable.
Sevilla nocturna
Esta escapada era principalmente para desconectar un poco de la rutina. Así que un descansito en el hotel nos vino muy bien. Nos arreglamos y salimos a conocer otro lado de Sevilla por la noche. Con el sol mucho más bajo, estuvimos bastante a gusto. La primera parada en el centro fue un lugar que desde fuera tenía muy buena pinta: Lucas City Bar. Nos quedamos más tiempo del que teníamos planeado y pedimos un par de tapas que estaban deliciosas, incluyendo una carne en salsita que estaba espectacular.
Luego, seguimos caminando hasta la Giralda, que se veía magnífica iluminada. Me encantó, y en la plaza había bastante ambiente con artistas callejeros. Recorrimos la zona del Real Alcázar de Sevilla y, antes de terminar el día, cruzamos al otro lado del río para tomar una copa. El lugar era tan romántico y bonito, con unas vistas increíbles: Río Grande Sevilla. Sin duda, no pudimos terminar mejor el día.
Isla Mágica
Al día siguiente, nos levantamos, desayunamos y dejamos el hotel para prepararnos para Isla Mágica. Teníamos muchas ganas de disfrutar de este tipo de ocio. Compramos entradas combinadas para Agua Mágica, aunque, para ser sincero, no nos gustó tanto. Disfrutamos mucho más del parque principal, aprovechando todas las atracciones. Comimos, reímos y, por la tarde, recogimos para regresar a casa en coche.
Como siempre, fueron dos días intensos que te hacen volver a la rutina un poco más feliz. Lo que me queda claro es que le debo otra visita a Sevilla para conocerla más a fondo y disfrutarla sin el calor del verano Jeje
